Juan Alfonso de Baena

JUAN ALFONSO DE BAENA

Cortesano, poeta y literato español,  nacido  en Baena (Córdoba) en 1365 y fallecido probablemente en Córdoba hacia 1435.


Apenas hay documentación sobre su biografía. La mayoría de datos biográficos proceden de fuentes literarias, sobre todo de aquellos de sus propios poemas que son pródigos en detalles autobiográficos. Por esta razón, se ha supuesto su nacimiento en la villa cordobesa de Baena, que figura como topónimo en su apellido, gracias a una copla en la que el poeta dice:


Yo leí dentro de Baena,

do aprendí hacer borrones

y comer alcaparrones

muchas veces sobre cena.


(Cancionero de Baena, ed. cit., p. 743).


Se casó con Elvira Fernández de Cárdenas y tuvieron dos hijos. El mayor, también llamado Juan Alfonso, debió de heredar la posición paterna en Córdoba, donde continuó viviendo hasta 1478. El menor, llamado Diego de Carmona, se dedicó a la profesión de trapero y se avecindó en la localidad sevillana de Lora.


De posible origen judío converso,Juan Alfonso de Baena habría entrado a servir como escribano en la corte en tiempos de Enrique III de Castilla, supuestamente bajo el patrocinio de Diego Fernández de Córdoba; es seguro, en cambio, que fue escribano de Juan II, hijo y sucesor de Enrique III, hasta el momento de su fallecimiento.

Juan II de Castilla le nombró su secretario y a él le dedicó un poema en el que le aconsejaba acerca de la conducta que debía adoptar para solucionar los problemas del reino.


Escribió poesías, algunas dedicadas al condestable Álvaro de Luna y otros personajes de la corte con el nombre de Suplicaciones.

De Juan Alfonso de Baena ha dicho el erudito F. Cantera Burgos que fue un poeta "adulón, rastrero, irrespetuoso, coplero soez y desvergonzado, a veces hasta el exceso, henchido de vanidad literaria" (recogido por Serrano Reyes, ed. cit., p. xx). En efecto, la gran mayoría de sus poemas demuestran una habilidad innata para buscar la pelea lírica con otros poetas, enfrentándose en preguntas y respuestas a diversos cortesanos con los que Juan Alfonso debió de coincidir en la corte de Juan II. Lo cierto es que poesía está llena de puyas, insultos y comparaciones grotescas de sus rivales palaciegos.


Indudablemente, Juan Alfonso de Baena debe su fama a ser el primer antólogo de la poesía castellana. Antes de 1435, fecha de su fallecimiento, había reunido de forma manuscrita más de medio millar de poesías que le parecieron más destacadas de toda la producción poética de la época y, como buen escribano, las copió en un códice, el llamado Cancionero de Baena (escrito entre 1426 y 1430) que ofreció a su señor, Juan II, tal vez el monarca castellano con mayor afición por la literatura. El Cancionero contiene notas críticas y un prólogo del autor.


En el papel de recopilador, la labor de Juan Alfonso de Baena es valiosísima y fundamental para entender diversas cuestiones referidas a la poesía medieval. En primer lugar, su compilación constituye un excelente calibre para valorar la evolución lírica de la poesía castellana.


La importancia del Cancionero reside en las figuras de primer orden reunidas, como Francisco Imperial, Alfonso Álvarez de Villasandinio, Diego Hurtado de Mendoza (padre del marqués de Santillana), Juan Rodríguez del Padrón, Macías o Pero Ferrús, además de Baena y el rey Juan II; pero su transcendencia se debe a que Baena incluyó un prólogo en el que se expone la naturaleza de la poesía y se plantea las dificultades que encierra la versificación, por lo que se considera un documento singular de crítica literaria. Las composiciones son debates, decires, elegías, -como la que el propio Baena dedica a la muerte de Enrique III-, suplicaciones, que son poemas dedicados a personajes de la nobleza de la época.


Aparte del prólogo, Juan Alfonso de Baena incluyó en el Cancionero más de ochenta composiciones en las que se mostró como un magnífico artífice en los más variados temas, tanto eruditos como satíricos, en los que destaca por el dominio de la métrica.